lunes, 2 de noviembre de 2009

Memento mori: la fotografía post mortem victoriana.





 Este post no es apto para personas "sensibles".







 
Buscando cositas por aquí y por allá, me encontré algo que ya había visto en alguna ocasión gracias a que una mujer mayor de edad me contó de ello y me mostró una prueba muy explícita: la fotografía post mortem. Se trata de una antigua costumbre (muy tétrica, para mi gusto) muy común en el siglo XIX que consistía en hacer un retrato del ser querido recientemente fallecido como símbolo del afecto que se le tenía; sin embargo, aunque se considera poco apropiado y hasta morboso en nuestra época actual, en la era victoriana "tomarse una foto" era un lujo bastante caro que pocas personas podían costear debido a que no estaba popularizado este arte y no habían muchos fotógrafos cerca, de hecho, sólo se pensaba en retratarse en momentos realmente importantes. En muchos casos esa era la única foto que existiría de la persona, por lo que valía la pena tomarla aun si ésta ya había muerto.
 


Lo anterior básicamente consistía en vestir al difunto con sus ropas personales, maquillarlos y abrirles los ojos con cucharas (en ocasiones se debió retocar los ojos manualmente con pintura) a fin de que se vieran como personas vivas para convidarlo de un último retrato grupal ya fuere con sus compañeros, familiares o amigos, o bien retratarlo individualmente. Algunas de las fotografías post mortem lucen cadáveres maltrechos con varios días de haber sucedido el evento, esto era generalmente porque la familia tenía que esperar a que llegara el fotógrafo o incluso, ellos mismos ir al estudio con el cadáver a cuestas, lo que sumaba días y días de descomposición. Por todos esos retoques, maquillaje, manipulación, inexpresividad y rigidez en el cadáver es que muchas fotografías tienen un resultado característicamente macabro al forzar demasiado el gesto del cuerpo inerte.



A la persona frecuentemente se le fotografiaba en una cama o en su ataúd como si estuviera durmiendo, sin embargo, en ocasiones también lo sentaban en una silla o alrededor de sus familiares; hay algunas inclusive que los muestran "cenando" en la misma mesa que la familia que les sobrevivía, los bebés difuntos en sus carros junto a sus padres, en su regazo o con sus juguetes y los abuelos fallecidos con sus trajes elegantes sostenidos por su bastón (para mantener erguida a la persona se le colocaba una varilla en la espalda). Otras veces agregaban elementos icónicos, por ejemplo una rosa con el tallo corto dada vuelta hacia abajo para señalar la muerte de una persona joven, relojes de mano que mostraban la hora de la muerte, etc. El motivo por el cual -en ese entonces- este tipo de imágenes no eran consideradas morbosas, puede deberse al ideal social que se gestara en la época del Romanticismo, en donde se tenía una visión nostálgica de los temas medievales y se concebía la muerte con un aire espiritual y sumamente sentimental, llegando algunos a verla de hecho como un privilegio. Era un acontecimiento que debía rememorarse como parte del ciclo al que todo ser humano está "destinado" y debía tenerlo presente en vida para obrar de la mejor manera posible.



A las fotografías post mortem de niños se les conocía como “angelitos” en el siglo XIX y teniendo en cuenta el alto índice de mortalidad infantil de dicha época debido a los escasos recursos médicos en esos tiempos para combatir la viruela y la fiebre amarilla, entre otras cosas, no es de extrañar que los retratos de niños sean los que abunden y tiendan a ser las más desgarradoras especialmente cuando el niño aparece junto a sus juguetes o en brazos de su madre. Por citar un ejemplo que explique lo frecuente que era la muerte en ese entonces podemos decir que en una familia común sumaban entre 8 y 10 hijos, de éstos solían fallecer la mitad; ese contexto, las fotografías del niño fallecido junto a sus padres y/o hermanos estaban comprensiblemente aceptadas.



Cabe mencionar que la práctica de este tipo de estampa familiar nació casi con la misma fotografía (un 19 de agosto de 1839) en París, Francia, y luego se extendió rápidamente hacia otros países; no obstante, el hecho de fotografiar muertos tiene antecedentes pre-fotográficos en el Renacimiento, donde la técnica era el retrato por medio de la pintura en el llamado memento mori: otra técnica de la época medieval donde se concebía que el fin era inevitable y había que estar preparados.



Ahora bien, en la Época Victoriana (1837-1901) había muchas modas en cuanto a normas de etiqueta se refería . . . y la muerte no escapaba a ello; todo fue debido a la manera en que la Reina Victoria de Inglaterra guardó luto por el resto de sus días a causa del fallecimiento de su esposo, el Príncipe Alberto, en 1861. Lamentablemente este tema no viene al caso por ahora y lo trataré después en otro post. ^_^


 
Fuentes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Fotograf%C3%ADa_post_mortem
http://lorelei1.wordpress.com/2006/09/28/reglas-y-costumbres-del-luto-en-la-epoca-victoriana/
http://webinteresante.com/?tag=fotos-post-mortem
http://www.guerrillapop.com/blog/arte/la-fotografia-post-mortem
http://www.foro-cualquiera.com/informes-frikis/113873-fotografia-post-mortem-la-historia.html
 
NOTA:
Sólo publiqué las fotos que están más o menos "tranquilas" porque hay unas realmente macabras en la red que sí producen cierto miedito, sobre todo por el rigor mortis y el estado de descomposición del cadáver.

1 Comment:

  1. Anónimo said...
    wow! eso es un poco tetrico! pero por parte pienso que ayudaba a sobrepasar la perdida.

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