martes, 3 de agosto de 2010

Dos canciones para dos recuerdos . . . y fantasías.

Desde hace algún tiempo vengo cargando con un sentimiento de "no pertenencia" a sitio alguno, a ningún grupo, a ningún ambiente conocido que no sea imaginario o inventado; últimamente he venido perdiéndome entre mis propios anhelos, deseos e ilusiones que me confortan mucho más que mi habitación roja al más puro estilo victoriano y que desentona con el resto de la casa. Me siento extraña y tengo sed de libertad . . . mas aun con alas no se a dónde ir.


Sólo cargo con mis recuerdos y la grata convivencia conmigo misma . . . pero aun no descubro el porqué disfruto más los silencios, las luces a medias y la soledad que el bullicio de una extraña compañía (a excepción de cuando es buena e interesante). Considero que ya tengo suficientes recuerdos en vida . . . algunos duelen casi tanto como cuando sucedieron, otros causan cierta pena después de pensarlo mejor y otros son para cautivar las mentes y oídos de quienes prestaran atención . . . sí, ya tengo suficiente y no me da miedo partir de este mundo en cualquier momento, aunque no busco deliberadadmente ese tren obscuro que me llevo de aquí.


Hay heridas que se superan, pero que nunca sanan . . . y en la mente sólo queda un "¿por qué?" o un "¿qué hubiera pasasdo si . . . ?" que no siempre tiene respuesta y si la hay, a veces es tan absurda que preferiría uno alguna de las miles alternativas que surgieron en la mente mientras se buscaba la solución. Hay veces que las situaciones de fondo se intuyen, dado el magnetismo y la tensión existentes, mas nunca llegan a florecer por el miedo o la ignorancia . . . o por el exceso de atrevimiento y experiencia de alguien. Ésas posibilidades alternas se llevan clavadas en el corazón con el recuerdo de una fría tarde nublada, un vago arcoiris, la sombra de una jacaranda dejando caer sus flores lilas y a lo lejos una canción de Enya cuyas notas el viento se llevaba.


Sólo se que después de firmar mis documentos legales de matrimonio ya no hay vuelta atrás . . . me despido de mis recuerdos, sanaré mis heridas. Tal como dice la canción Ask the mountains en un fragmento: "cuando leas esto, ya me habré ido" (when you read this I'll be gone). Pero en este caso, no volveré la vista atrás después de escribir esto . . .


No hay vuelta atrás . . . porque no puedes ser quien quieres ser si siempre piensas en lo que pudo haber sido.


(Vangelis & Stina Nordestam)



Y por si fuera poco, otra vez, este amor a cuenta gotas me hace sentir mucho más sola de lo que me sentiría sin él . . . es extraño, pero es cierto. Por cuestiones de tiempo y deberes, cuando le busco no tan fácilmente le encuentro y en este momento de transición de "hija de familia" a "esposa" es cuando más necesito de su presencia y compañía para llegar ante el juez sin dudas y enteramente convencida de que "este es el momento más adecuado", porque la distancia no aviva amores, sólo fantasías . . . y el amor existente sólo se entristece y enfría.


Qué decir. A veces puedo ser como la rosa del principito que requería de cuidados diarios para seguir floreciendo bellamente . . . y aunque hay quienes son como plantas del desierto, no es mi caso. Quién sabe, no sé si mi ser felino pueda subsistir más sólo con una llamada por la noche que termina casi siempre en su caracteristico "bueno, te dejo porque tengo otras cosas por hacer", una corta velada semanal . . . y la carencia de temas por discutir o conversar.


¿No se supone que debería estar más que emocionada por tan singular evento en mi vida (es decir, la boda)?, ¿acaso no es característico de una novia llevar el rosro radiante de alegría? . . . y sin embargo, quienes me conocen afirman de mí lo contrario por la apariencia de mi rostro, aun cuando llego a sentir la dicha por instantes.


En fin, en esta vida sin riesgos no se gana . . . y aunque no pierda el sueño por ello, quizá tan sólo soy una tonta por amor que, después de todo, seguirá intentando.

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