viernes, 11 de febrero de 2011

El sendero equivocado.

Un video a propósito de una historia con mucha ficción
en un trasfondo de gran realidad personal.



Señor amor, donde sea que te encuentres:


He pasado muchas lunas sin poder olvidar tu magnífica sonrisa y aquéllos ojos tuyos tan hermosos y transparentes que me atraviesan el alma hasta estremecerme por completo . . . pero ahora ya no se si es lamentable el que sólo contigo haya podido sentir y corroborar que el primer beso no se da con los labios, sino con la mirada . . . y que el aliento me puede ser arrebatado en un instante con el simple toque de tus dedos sobre mi mano o con una charla profunda e intrigante que mezcle razón, corazón e intelecto al caer la tarde. Me pesa reconocer que cada que te pienso, lo hago con alegría y con una absurda esperanza que no me abandona . . . y no como resulta ser para con la persona a quien supuestamente amo . . . pero sólo a veces, algunas noches, cuando la distancia y el abandono mutuo es tan grande que pesa y se vuelve un monótono hastío. Ahora créeme, por favor, que mi amor por tí va más allá de un interés sensual por tu blanca piel pues en mi ha crecido una insaciable sed de tu presencia y esencia. Oh, para mi desdicha me has enamorado sin siquiera proponértelo, sin hacer mucho esfuerzo ni ruego . . . y todo quizá porque eres mi reflejo, o porque mi egoísmo e inmadurez me lleva a amarme a mi misma, lo que ya conozco, y eso es lo que veo en tí.

Señor amor, recuerdo bien aquella vez primera que estando lado a lado ni siquiera noté tu presencia pese a toda esa gloriosa belleza que destilas; no sé si las fuerzas del universo fueron las que quisieron que ambos nos diéramos cuenta de la existencia del otro pues en este momento estamos en el mismo camino, gozando lo que cada uno lleva dentro y le ofrece al otro. Ahora que os conozco un poco más y veo a través de tus ojos, mi alma siente frío y gran pesar . . . porque me he enamorado de tí y no de quien me corresponde, porque tú no eres para mí y tenemos metas diferentes. Debo confesarte que pasé muchas noches en vela tratando de descifrar ese enigmático misterio que te envuelve, necesitaba con urgencia hallar por fin el bendito camino que me sacara del implacable laberinto y llegar a tí . . . pues con cada palabra tuya construía parte de mi mundo y aunque sentía mucho miedo, celebraba lo mucho que coincidíamos y lo tanto que nos parecíamos.

Señor amor, me he cansado de jugar a "la Lolita" una y otra vez con desastrosos resultados en diferentes tiempos . . . pues cada año que crezco, soy menos niña y el encanto juvenil va desapareciendo ante los ojos que antes me ofrecieron estrellas. Ya estoy cansada de entregarme todas las noches en los rincones oscuros de la ciudad, contando las horas ya no por nombre, sino por números, monedas y lágrimas que se desvancen momentáneamente en un vaso de licor o en el humo de un cigarro mientras mi rostro luce un maqillaje deslavado por las grietas que ya tiene mi alma. En tí creí encontrar al fin la bella salida, el hermoso sueño del que todos hablan . . . creí haberte encontrado finalmente para jamás volver a sentir frío, para repartirme sinceramente en bellos momentos contigo, para amar de verdad. Ya se que tú no vienes a hacerme feliz pues de eso me hago cargo yo, pero mi alma no deja de decirme en secreto cuán dichosa sería yo a tu lado, sin máscaras, tal cual soy.

No obstante, el tiempo pasa y tu perspicacia te hizo notar el remolino de emociones que sufría mi efímero ser cada vez que estaba a tu lado . . . por un momento me sentí de nuevo como una inocente colegiala que se sabe enamorada por vez primera, mas tus sabias palabras tan puntuales supieron decirme con suavidad y tacto que transitaba el camino equivocado y que no me hiciera más daño. Volví a poner los pies en la tierra. Señor amor, ¿qué penoso juego del destino nos ofrece la vida para no poder construir nuestro futuro juntos, aun cuando tú mismo reconoces soy tu reflejo y andas en pos de alguien igual a mí, así como yo busco alguien igual a ti?. Señor amor, ¿tus sentimientos serían diferentes si yo hubiese nacido hombre y no mujer? . . . ahora sólo me alegro con el simple hecho de pasar las tardes sobre tu hombro mirando juntos el horizonte cantando Hairy Trees de Goldfrapp, mientras nuestras almas se tocan y besan, aun cuando nuestros corazones laten en  ritmos y frecuencias diferentes. 
Gail Filis





0 Comments:

Post a Comment



Template by:
Free Blog Templates