martes, 23 de noviembre de 2010
Como decía Jaime Sabines en su poema Los Amorosos, me siento vacía vacía "de una a otra costilla" . . . no hay algo que me cause gran emoción o llene mi alma, ni siquiera siento pertenecer a algo . . . o a alguien. Mi alma llora porque no es indagada aun cuando al viajero se le ha dado un mapa para explorarla. Sí, ahora entiendo con el corazón el poema de Sabines.
Porque llevo tantas cosas y recuerdos tatuados, tratando de coger el reflejo de la luna en el río, amando con la mente ¿y el corazón?, suspirando por épocas pasadas y los posibilidades alternas, por lo que fue . . . por lo que pudo haber sido. Ahora se qué es despertar haciendo un recuento diario de mi ignota vida, oliendo la muerte a cada rato; me aburro sin mi dosis de adrenalina y suspenso, sin esa persona que me inspire y haga delirar como para volver a escribir después de tanto tiempo en el desierto yermo. Pero luego miro sus ojos, los de mi Lord . . . y contemplo en ellos tanto amor . . . que termino respondiéndome: "cómo no amarlo".
Es extraño que me haya presentado ante él como tierra ignota . . . y hasta lo doté de un mapa para que me explorara, mas pareciera se conforma con lo que sabe y con sus propias deducciones, que en el fondo de mi alma siento va a realizar un enlace conmigo, una completa desconocida. Quizá no emprende el viaje por temor a perder su fantasía. Pero no es eso de "él encontró a su verdadero amor" . . . y yo no; pues como dice el poeta: "a veces yo también lo quería". En realidad no es "a veces", es siempre . . . y aun lo quiero . . . y lo amo.
Sobre los amorosos . . .
Este poema de Sabines es el más conocido, el que más veces ha sido citado tanto en el teatro como en las canciones . . . quizá es el que más gusta por lo que pudiera significar para quien lo lee o recita. No obstante, en una entrevista que le hicieron al propio Sabines en enero de 1998, tal pareciera que fue sólo algo que fluyó de su pluma en una noche. Según la entrevsta, el poeta no pasaba por alguna situación particualr en ese momento de 1949 ó 1950, pues vivía su día a día tomando clases vespertinas de Filosofía y Letras en Mascarones. Dormía en una habitación austera en donde solía escribir por las noches acompañado únicamente de la música clásica de fondo que sintonizaba en su pequeño radio. Es más, el propio autor ni se acuerda cómo o por qué lo escribió, sólo sabemos de boca suya que leía y escribía mucho en esos tiempos.
De acuerdo con Sabines "los amorosos callan", empero menciona más adelante que "el amor es el silencio más fino, / el más tembloroso, el más insoportable" y esto es (citando lo que menciona la entrevista) porque la gente, aun cuando se ama, no está hablando constantemente, sin embargo, "de pronto te callas y sientes que la amas profundamente, y ese amor es insoportable, se llega a hacer insoportable ese silencio (...)".
Continúa con "los amorosos buscan, / los amorosos son los que abandonan, / son los que cambian, los que olvidan./ Su corazón les dice que nunca han de encontrar; / no encuentran, buscan" debido a que estas personas "andan siempre buscando el amor, con una mujer y con otra y con otra y con otra. Lo quieren encontrar y saben que no lo van a encontrar, pero lo buscan". Aun con una actitud gozosa, el resultado es triste. Y agrega que "los amorosos andan como locos / porque están solos, solos, solos, / entregándose, dándose a cada rato, / llorando porque no salvan al amor. / Les preocupa el amor. Los amorosos / viven al día, no pueden hacer más, no saben. / Siempre se están yendo, / siempre hacia alguna parte" . . . pero es el amoroso quien siempre se va, no el amor.
De aciuerdo con Pilar Jiménez Trejo (la entrevistadora), y según Sabines al mismo tiempo, se trata de un poema de dolor y a la vez de alegría. Los versos también pudieran significar que el amoroso es un Don Juan (más bien, un Casanova) que anda enamorando mujeres justificándose en que anda buscando el amor, aun cuando sabe qe no lo va a encontrar de esa forma. Le gusta el placer pero más el amor, abandona al personaje instantáneamente, pero sigue deseando ser amado. Pronto encuentra que el camino para el amor es el sexo, y es aquí que se parece a Don Juan, conquistando una tras otra, pero va en búsqueda de que lo amen. De esta manera, los amorosos son Casanovas que siempre han de irse a buscar otro amor, porque es su sentimiento, su manera de ser. Siempre buscan el amor y siempre fracasan porque han idealizado tanto lo que buscan que cuando encuentran el amor real, es limitado para ellos . . . andan en la búsqueda del amor perfecto, del amor total. Es por ello que piensan el amor es un largo fracaso y "ecuentran alacranes bajo la sábana" por el insomnio que padecen, pasan muchas noches en vela . . . pensando, buscando quién sabe qué.
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