De acuerdo con el diseñador, el antiguo escarabajo es verdaderamente único y atemporal . . . y si a esto le sumamos mi cierta fascinación con el antiguo Egipto, no les extrañará que me haya quedado prendada con las joyas que Bottega Veneta tuvo a bien crear en pirita y plata envejecida. El único problema es que ¡en México no hay tiendas de él!, quién sabe si en otro lugar se puedan conseguir los objetos sin tener que viajar al extranjero je, je, je.

Al observar el escarabajo pelotero (ateuchus sacer) vemos que este empuja y hace rodar una bola pequeña de estiércol dentro de una grieta apropiada, en donde las hembras amasan los fragmentos que se convertirán en reservas alimenticias y en donde sus huevecillos serán incubados bajo su protección y calor. Cuando los egipcios vieron esto, creyeron ver el renacer de la vida en se acto de empujar cada día al sol de levante (simbolizado por la pelota de estiércol). Así fue como el escarabajo fue divinizado debido a que el sol, relacionado con él, era la más importante de las deidades egipcias.

El escarabajo también estaba vinculado con el dios Jepri quien simbolizaba al que llega a ser o aquel que renace por si mismo, es decir, representaba la transformación constante de la existencia. Sin embargo, con el paso del tiempo se convirtió en amuleto de vida y poder. El que lo portaba en vida tenía la protección contra el mal, visible o invisible y recibía vida, poder y fuerza diariamente; el que lo portaba en la muerte, de acuerdo con los ritos funerarios, tenía la posibilidad de resucitar y obtener la vida eterna.

Así mismo se empezó a emplear el escarabeo-corazón como un amuleto que se colocaba en la momia para que evitara que durante la ceremonia del pesaje del corazón éste declarara contra su dueño, por eso en la parte de abajo llevaban grabada una fórmula místico-religiosa tomada del libro de los muertos. En esta forma los egipcios pensaban que el escarabeo cubierto de oraciones rituales protegería a sus muertos en el juicio de Osiris, en el cual ponían en una balanza el corazón del difunto y una pluma como contrapeso, misma que portaba en la cabeza la diosa Maat, diosa de la verdad y la justicia. Es bien conocido ambos lados debían estar equilibrados para que el juicio favoreciera al difunto. De hecho, existen escarabeos que llevan la siguiente inscripción: ¡Oh, mi corazón, no te yergas sobre mi como testigo!.

Sólo me queda decir que espero con ansias mi viaje lunamielero a Egipto al lado de mi amado Lord Sergio . . . en serio que sólo de imaginar el itinerario se me dibuja una gran sonrisa de oreja a oreja.