domingo, 13 de febrero de 2011

¿Y dónde andará el señor Amor?




Pese a mis esfuerzos renovados para evitar pensarte y extrañarte, mi alma entera se obstina a seguir buscándote en esta enorme ciudad perfumada llena de luces ámbar y neón. ¿Qué clase de brutal embrujo has formulado para enamorar a cuanto inocente ser se atraviese y se interponga en tu camino?, ¿habrás de liberarme algún día de esto terrible hechicero, magnífico seductor?. Es inútil resistirme pues cada canción me remonta a tu compañía, tu voz sublime de sirena, el suave calor que desprende tu pálido y alargado cuerpo . . . tus bellos ojos que parecieran ver por siempre el ocaso, tu ser. Sigo buscándote y aguardo ansiosa tu llegada . . . ¿volverás a casa?.

Ya no se si acaso he enloquecido, pues esta situación ni de lejos parece tener algún sano destino . . . mas héme aquí, prendida a tí como si estuviera fusionada insanamente a tu sombra, esperando . . . esperando no sé qué pero esperando . . . aguardando, a que quizá exista algún extraño día en el que por fín digas que sí a mi sincero sentir. Te espero, ya has venido antes a mí, muchas veces . . . sin embargo, hoy es menester abras los ojos y te des cuenta de lo que no has querido notar en mi mirada cuando apareces en escena, aun cuando mis labios han callado . . . por favor ven, regresa pronto porque es invierno, hace frío . . . quiero estar junto a tí y no hago mas que pensarte y preguntarme ¿dónde andarás mi querido Señor Amor?. Seguiré esperando.


Gail Filis





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