sábado, 24 de diciembre de 2011

Tú, el poeta.




Quise ver
en los oscuros ojos del poeta
la profundidad de su poesía,
quise perderme lentamente
en sus blancas palabras,
en su gloriosa voz,
en su pacífica armonía.


Quise probar al autor
por medio de su poesía
y llegar a su alma dibujada
celeste, simple y honesta,
sin extraños recovecos,
enteramente carente de falsía.


Quise saber del magnífico poeta
y no hallé palabras
sino exquisita música
e intrincadas melodías . . .
que, sin saberlo,
fueron enamorándome cada día.


Y el divino poeta habla
a través de su portentosa música,
su sensible alma amable ríe
con sus prodigiosas melodías,
su corazón festivo se abre
por encima de su excelsa hombría.


Quise develar a un ángel
pensando en versos y poesía
y hallé al príncipe Miltiades
cuyas palabras se hacen música
y sus oníricos pensamientos,
majestuosas melodías.


(02-diciembre-2011)




Y la música del día de hoy para desatar pasiones es:



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