jueves, 4 de marzo de 2010
Bueno, por un rato hagamos a un lado la sangre y las cosas tenebrosas para darle a nuestra vista un buen regalo que disfrutar. Particularmente puedo decirles que me fascinan los lugares con mucha vegetación y si tienen agua corriendo, mucho mejor para mí pues es un elemento mágico; por eso elegí ahora estos lagos que están en Croacia y forman parte de un Parque Nacional.
El Parque Nacional de los Lagos de Plitvice (en croata: Plitvička jezera; Plitvice pronunciado /plitˈvitsɛ/) es el más conocido de los parques nacionales croatas y es el más grande de entre los 8 parques nacionales del país. Se encuentra ubicado a mitad de camino entre la ciudad capital, Zagreb, y el Adriático, en la región de Lika, un paraje donde se alternan lagos, cascadas y manantiales de espectacular belleza además de la gran diversidad de vida animal que allí reside. Esta región fue declarada Parque Nacional ya en 1949 por las autoridades de la antigua Yugoslavia, y catalogada en el Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1979, con una ampliación en 2000.
El parque tiene una superficie cercana a las 30.000 hectáreas, 22.000 de ellas cubiertas de bosques. La zona que se puede visitar se encuentra en el centro del parque y son 8 km² de valle poblado de bosques, donde la hidrografía ha conformado un paisaje formado por 16 lagos de diferente altitud comunicados por 92 cataratas y cascadas. El color de estos lagos puede ir desde el gris espejo de estanque finlandés hasta los transparentes turquesas de playa caribeña, pasando por el verde y sus diferentes tonalidades. El agua cambia de color de hora en hora y de orilla a orilla. Todo depende de mil factores, como la cantidad de minerales y organismos de las profundidades, las lluvias, el musgo o el ángulo de la luz solar.
Los 16 lagos resultantes están bautizados según los ahogados que las leyendas cuentan bajo sus aguas. Uno es el lago del Gitano; otro, el de la Abuela; también está el del Pastor Mile, y más cerca, el más grande de todos, el de las Cabras, que tiene 2,5 kilómetros de largo, una distancia más que razonable para hundir el optimismo de 30 cabras que confiaron demasiado en la fortaleza del hielo al huir de los lobos. Con mayor prudencia, hoy es posible cruzarlo en barca.
Bajo estas pozas hay además joyas como el curioso cangrejo de río Astacus astacus, que utiliza el material calcáreo para revestir su caparazón haciéndose cada vez más de piedra. Y el proteo, una insólita salamandra que sólo habita por estas cuevas, sin ojos y sin pigmentación alguna, toda de color carne, como Dios la trajo al mundo.
La vegetación se compone en un 90% de hayas. En los paneles de entrada al parque de Plitvice la palabra más frecuente es travertino. Se refiere a ese milagro que convierte el musgo en roca conforme el agua va depositando cal y cal.
La visita se realiza a pie a través de senderos y puentes de madera, los lagos más grandes son recorridos por silenciosas barcas. Lo ideal es realizar el recorrido a primera hora, cuando además de haber pocos visitantes, se puede disfrutar del despertar del bosque con todo su colorido y el sonido de sus habitantes: desde numerosas especies de pájaros hasta osos, linces, y ciervos reintroducidos luego de la guerra al ecosistema. Este parque suscita también gran interés entre los turistas por los acontecimientos que tienen lugar allí, como por ejemplo, las bodas al pie de las cataratas.
Por ahora es todo, pero este felinito no se despide sin antes dejarles un videito sobre el tema tratado. Ciao y miau miau.
http://www.np-plitvicka-jezera.hr/eng/index.php
http://www.lacroacia.es/plitvice
http://100destinos.com/viajes/index.php/2008/09/lagos-de-plitvice-croacia/
Etiquetas: Mi ventana abierta al mundo.
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